Y allí nos encontrábamos,
testigos el viento y las redes,
no se tocaban los cabos,

los bloques reían al verte,
y el sol, miraba para otro lado.
Desde un templo marino
con algas y espumas sedientas,buscamos el silencio destino
que sólo el tiempo nos ahuyenta.
La ola guiñó a la barquilla
el remo miró hacia la orilla.La gota caía en tus labios.
Ninfas agonizantes vertían su voz
extirpando el órgano más radianteque jamás un cuerpo ha logrado
y pese a ser cuerpo mojado
nunca será el mismo sedante
Que una vez nos destapó a los dos.
Salitre de guirnaldas blancas
Que borran la luz en la arenaSolsticio de un reo al alba
Mostrando un camino de huellas.
Tú en tus mantas, yo en mis sueños
Tú en mi infierno, yo en tu cielo.
La gota caía en tus labios
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