sábado, 27 de julio de 2013

Mirando al mar

Desde que conocemos historia barbateña, allá donde nuestra memoria no alcanza, las
cañas se relanzan, el pescado se caza y las redes se preñan. Allá donde nuestros antepasados nos cuentan, en cada golpe de timón, en cada ola, en cada aurora. A los que le llaman de cerco y jareta, los que surcan los mares con vientos africanos, hoy aplauden la vuelta a la faena desconsolados. Barbate es mar, es río, es pesca, es turismo. A lo largo de nuestra vida barbateña, la pesca ha sido la clave del tiempo, el motor de la aldea, la salsa de un pueblo. La pesca de la Almadraba, anterior a su propio nombre, cuando fenicios a base de golpes, de las entrañas del mar alimentaban con peces gigantes, como dijera un tal Cervantes, entre túnidos y tunantes. Los bereberes, siempre vigilantes nuestras de costas,nos pusieron complicadas las cosas, a lo largo de los siglos, en cada jornada. Si eran corsarios que apresaban nuestros paisanos que buscaban el pan, luego fueron mercenarios que en un despacho perpetraban, sin agallas ni manos agrietadas, las ilusiones de un pueblo que ya no navegaba. 

sábado, 13 de julio de 2013

Zapatitos nuevos

¡Venga niña aligera que es tarde, ponte los zapatos nuevos que te compró tu madre! Hoy es el día, la noche es serena, que con olor a salitre la Feria ya llega. Se escucha calle arriba ese cante que impregna una esencia de pinos, albero y manzana de caramelo. Sultanas de coco, algodones de azúcar, garrapiñadas y almendras, endulzan el estío con la llegada del turronero. Los niños con sus padres, empapados de sorprendentes luces en la retina, los patos, el tío vivo, la noria… y esos sonidos que revisten de ecos nuestras marismas.

Dicen que ha llegado, pero que ya no es lo que era, que ahora sólo está de paso, entre rumores de ferias nuevas. No viene la noria, ni tantas atracciones buenas, no eres ni la sombra de lo que fuiste, sólo quedan luces de candilejas. Y es que cuando la tradición se va perdiendo, el pueblo se desangra. Las modas pasajeras que vienen con el levante de mayo, quizás se vuelvan en contra y dejen un solar a su paso. Lo positivo queda, que a nadie le quepa duda, pero no es óbice para acabar con años y años de historia, más que la propia ciudad independiente, más que cualquier paisano haya vivido, más que la memoria de los peces, más que del gobernante su capricho.

Y todo entorno a la Patrona ¿no se merece un respeto? Si el viento le hace reverencia, si la mar se vuelve inquieta, si el cielo se vuelve veleta, si hasta los profanos se vuelven poetas. Con cuatro duros y dos pesetas la mar dejaba de servir al marinero casi por una semana. Su Estrella de los Mares era venerada y se fundían todos en una maravillosa velada. Donde todo era risa, fantasía, bailes, amoríos y algún que otro tortazo, mientras se aviva el fuego de las tradiciones y yacían las penas de un plumazo. Más hace el que quiere que el que puede, dice un refrán y no les culpo, por eso os cuento, ávidos lectores, que si sabemos leer entre lo oculto, no debemos dejar morir lo que es nuestro, lo que era de nuestro difuntos. Cuando la mar se paraba para dar una tregua y celebrar el día, y más de tres, todos juntos. Dicen que no hay dinero, que la crisis nos afecta, siendo más verdad que la única crisis es la de ideas y de querencia por las tradiciones y costumbres de una tierra, que vivía con ansia la llegada de su fiesta.

Este día 16 me acercaré con ilusión al puerto, le pondré a mi niña los zapatitos nuevos. Le impregnaré de sensaciones para que algún día, y si el capricho no se hace dueño, pueda recordar con simpatía que cada mediados de julio, con gran alarde, llega la Feria del Carmen, la de siempre, la nuestra, la Feria de los barbateños.

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