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Bandoleros y pachangueros en el Cine Atlántico |
Al pensar en los momentos que estamos viviendo y en la situación como está, me he acordado de un estribillo que pulula por entre los aficionados del Carnaval de Barbate. Con el tipo de Los Senadores Romanos de Paco Alba, la Peña la Pachanga, allá por el 67, salió a las calles, bares y teatros cantando aquello de "¡Salve Pachanga unida!¡Salve Pachanga inmortal! ¡Sálvate de cualquier modo, porque ya los moros no dejan pescar!" Mejor no puede venir al momento. Aunque también se me viene a la mente el estribillo de Los Bacalaos de Escocia, que acababa con "y que se quede el pescao allá en Marruecos con tos sus... moros".
Volviendo a Barbate y al tema del Carnaval, mucha gente piensa que por salir en agrupaciones ya es superior al resto. El subirte a un tablao, que te aplaudan, que te den premios... es algo que muchos creen que te da un plus de superioridad con respecto al resto del planeta. Que la gente te aplauda, te reconozca o, incluso, que te admire deber ser tomado como algo anecdótico propio del lugar en el que nos ha tocado, afortunadamente, vivir.
Y es que algunos (no lo digo por nadie en particular) se creen que son suprahumanos por subirse a un escenario de una peña, cuando no saben, o lo disimulan muy bien, que las peñas han sido ese caldo de cultivo que hoy ha germinado en diferentes ramas del Carnaval barbateño. Cada una con su forma, con su gente, con su estilo y, aunque yo pueda diferir en algún momento de ciertas cosas, eso no implica que no les tenga un aprecio especial o que me entre un 'no se qué' por el cuerpo cuando esté apunto de subirme a un escenario de alguna peña.