sábado, 22 de junio de 2013

¡Viva Barbate!

Gira la noria, sigue girando, las olas que vienen, las olas que van y el mar sigue esperando. El tercer hijo de la era moderna periodística barbateña ve la luz en la costa que lleva su nombre, en el pueblo de las traíñas, en la ciudad de los pinos y los sobrenombres. Antes que los faluchos almadraberos vayan secando sus anclas y el solsticio de verano prenda en la hoguera de los pecados, un nuevo rotativo, heredero de lo vivido, irrumpe con ganas y pasión en el mar de la desesperanza, la crisis y el “pasotismo” ilustrado.  No será este humilde articulista quien hable mal de su pueblo. No. De su tinta virtual no saldrá un lamento de sus calles o sus barrios, pero sí evocará a aquellos que, amparados en un sillón de venganza, cercenan las esperanzas, coartan las ilusiones y pulverizan los sueños.


Es por ello que, en este mundo de liberación social entre redes, donde nuestra vida alcanza una publicidad notoria, no somos capaces de ver más allá del dedo, cuando nos señalan a la luna y nos quedamos con cara de bobos al girar la noria. Veamos. Si algo funciona mal, lo natural es que se arregle; si algo funciona mal y no se arregla, lo natural es que se pida que se arregle; si algo funciona mal, no se arregla, se pide y sigue sin arreglarse, lo natural es que se exija o se solicite –mejor exigir porque no incluye sumisión- el ‘depurar’ responsabilidades ante quien sea. Sin embargo, en una maniobra absurda, trasnochada y torpe, algunos basan su diarrea textual o verbal, según el momento o lugar, en darle la vuelta a la pandorga y conseguir que el viento, cruel veleta del tiempo, sople a favor pese a estar en su contra.

Para que se hagan una idea, ávidos lectores, culpabilizar a un sector de la población por exigir lo que le corresponde al resto, no es más que utilizar vilmente la palabra, prostituyendo el lenguaje e intoxicando el aire con un hedor putrefacto, semejante a un río –viejo- cuando sopla el levante y se vierten residuos insalubres en el acto. Maten al mensajero, humíllenlo, desángrelo, comulguen con la repetición de la historia en cada saliva, discrepen con la verdad del engaño… hagan lo que quieran, pero nunca lo deslegitimen en vida. 

Ya que puede suceder que hallen con desprecio el sentido revolucionario y letal del universo. Amar a un pueblo no es esconder su realidad. Defender a un pueblo no es barrer la mierda bajo la alfombra. Piensen que un día al desalfombrar haya tanto excremento –y perdón para el que esté comiendo- que empiece a rezumar, a apestar, toda la basura que hay dentro. Lavar los trapos sucios en casa, es cierto, es de guardia. Pero lavarlos con agua limpia y jabón lagarto, no echarlos en remojo en una suerte de  aguas fecales primarias, secundarias  o terciarias.


Como quiera que entiendan, el fin no siempre es el mejor medio y como se pinta en las maquetas de esta cabecera, pensando en buenas nuevas y no en esquelas, pero con actitud férrea y con cautela, gritaremos ¡Viva Barbate! Pero que los barbateños también podamos vivir en esta tierra. 

miércoles, 12 de junio de 2013

Cambios y Reformas


De vez en cuando en nuestros hogares nos encanta cambiar las cosas de su sitio. Así, como suena. Un día te levantas por la mañana (lo más usual, otros se levantan por la tarde y hay quien se levanta por la noche) y decides que para no aburrirte vas a limpiar tu habitación, bueno mejor vas a cambiar algún mueble. Por ejemplo, el escritorio lo movemos a la izquierda, pero como no queda bien lo colocamos justo debajo de la ventana y comienzan los problemas: no podemos cerrar la persiana. Por ello decidimos moverlo a la izquierda un poco y esquinarlo con la pared. Listo.